jueves, 7 de mayo de 2009

El Sol y la Piel. Normas para un Bronceado Sano


El sol es un arma de doble filo para nuestro organismo. Si lo tomamos de forma adecuada combate ciertas afecciones de la piel —como el acné—, puede disminuir las cicatrices, nos proporciona un estético bronceado.

Por lo contrario, una exposición al sol excesiva e indiscriminada es altamente perjudicial. Seca la piel y la predispone no sólo a futuras arrugas, sino también a contraer cáncer. Otro problema es el desgaste en la provisión interna de vitaminas del complejo B, ya que son éstas las sustancias que ayudan a nuestro organismo a formar la melanina, que es la responsable del bronceado.

Normas para un Bronceado Sano

• La mejor forma de tomar el sol es en movimiento —jugando, paseando o practicando algún deporte—, ya que así el bronceado es más uniforme.

• La exposición al sol ha de realizarse entre las ocho y las once de la mañana, y entre las cuatro y las seis de la tarde.

• La duración de la exposición al sol ha de ir aumentando de forma progresiva. Así, los primeros días, diez minutos de exposición son suficientes.

• Hay que extremar las precauciones en caso de piel blanca, sensible o delicada. Y, en general, hay que tener un cuidado especial con la nariz, los pómulos, los hombros y la frente.

• Nunca se tomará el sol con maquillaje, ni se aplicará ningún tipo de-colonia antes de la exposición, ya que pueden aparecer manchas desagradables.

• Es conveniente consumir alimentos con alto contenido de vitamina B, como los cereales sin refinar, la levadura de cerveza, el germen de trigo, la leche y los huevos.

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